2-11-08
Son las 7.00, aunque hay una niebla increible y no se ve nada desde la ventanilla, se nota que estamos ya casi sobre el agua. El revisor entra en mi compartimento me dice que solo falta media hora para llegar, me devuelve mi Global-pass y me da un zumo de naranja y un croasan relleno de mermelada, joder que detallazo, el tio es cojonudo, se porto bien hasta el final, sin duda fue el mejor revisor que conoci durante todo el viaje y para postre italiano.
Cuando salgo de la estacion de Santa Lucia no puedo dar credito a mis ojos, Venezia existe de verdad, estoy completamente alucinado, una niebla casi densa, envuelve un pedazo de canal y un puente que da el acceso a la mitica ciudad sobre el mar.
La estacion de tren y una estacion del vaporetto, visto desde el puente de un canal
Me adentro sin rumbo por el complicado trazado de callejuelas que forman esta increible ciudad y que gracias a la niebla, tambien podria decir inhospita, la verdad es que estoy contentisimo de encontrarme en este laberinto donde da gusto perderse. No hay practicamente nadie por las calles y se palpa una calma total, voy como en una nube, es una sensacion muy agradable, aunque sinceramente, es muy dificil poder explicar con palabras lo que senti en esos momentos. Controlo un cartel con una flecha que indica la direccion a la plaza San Marcos, por supuesto sigo esa direccion. Llego a una plazita con una fuente, me siento en un banco y asimilo la situacion, una sensacion de felicidad me invade totalmente. Continuo mi camino y observo con detalle que no hay ni un ruido, aqui no hay coches ni motos, ni siquiera bicicletas, es una ciudad absolutamente acuatica-peatonal, solo se escucha el ruido de alguna lancha al pasar. Cualquier cosa me llama la atencion y es logico, por que en Venezia cualquier cosa llama la atencion, los canales, los antiguos edificios metidos en el agua, las barquitas en la puerta de la casa, las tiendas de mascaras, las fachadas pintadas con ese tono palido como desgastado, las ventanas tipicas venecianas, calles estrechisimas, algunas lo son tanto que apenas pasa una persona etc, en fin es una maravilla, sabia perfectamente que no me iba a defraudar, es mas, no esperaba tanto. Hace unos dias tuve ocasion de admirar los canales de Amsterdam y Brujas, pero que va, no hay ni punto de comparacion a Venezia.
Venezia es increible
Cuando llego a la plaza de San Marcos es el extasis total, la plaza aparece majestuosa frente a mi, me siento minusculo ante tanta belleza, es imposible quedarse indiferente. La Basilica de San Marcos domina con diferencia la plaza, pero el resto de edificios no se quedan atras, el Palacio Ducal, la Torre del Reloj, el Campanario de la Basilica, la Procuradora Antigua, la Procuradora Nueva, el Ala Napoleonica, la Biblioteca Marciana y como no, las carismaticas cafeterias como por ejemplo El Florian, que llega a ser toda una institucion en Venezia. Mi siguiente paso es buscar mi hostel, gracias a las indicaciones de un señor, descubro que el albergue esta ubicado dentro de un antiguo palacio veneciano que se encuentra en una islita justo enfrente de la plaza de San Marcos, para acceder alli hay que coger el famoso vaporetto.
Al fin y al cabo Venezia es una isla-ciudad unida al continente por una franja de tierra donde discurre una carretera y la linea de tren, a su alrededor hay un monton de pequeñas islas-barrio, por supuesto habitadas y unidas a la ciudad principal por el susodicho vaporetto, que es el medio de transporte habitual, podriamos decir que es una linea de autobuses flotantes, las estaciones tambien son flotantes, y tiene el mismo funcionamiento que cualquier metro, los barcos-buses discurren por varias lineas y algunas estaciones conectan unas con otras, hay varios tipos de tickets, puedes comprar para un solo viaje o para todo el dia, tambien venden tickets para turistas de dos y tres dias, los residentes tienen unos pases para todo el año, los tickets se convalidan en unas maquinitas dentro del barco. No es barato, yo compre un pase para 24 horas con viajes ilimitados y me soplaron 16 euros, Venezia es cara y a mi me parece bien, por que el lugar es unico y maravilloso, seria un desprestigio y un deshonor que fuese barato, algo tan auntentico como esto hay que pagarlo.
La imponente plaza de San Marcos
La niebla se ha levantado y en su lugar parece que va a llover, pero no es asi, es el clima habitual aqui. Comienza a haber una enorme actividad en la plaza, a estas horas tan tempranas los turistas empiezan a invadir todo el entorno. La catedral esta a punto de abrir sus puertas. Los camareros de las cafeterias montan unas terrazas con cientos de mesas, donde un cafe pelao te cuesta sobre 6 euros, esta claro que tanto glamour hay que pagarlo. Los gondoleros quitan las lonas a sus gondolas y dejan ver unas barcas preciosas donde los recien casados dan sus romanticos paseos por los canales de la ciudad, es un sitio encantador, hay que verlo. Por el medio de la plaza hay unas largas tarimas de madera, es algo que distorsiona bastante, despues averigue que es para que la gente se suba en caso de que el agua del mar inunde la plaza, algo que parece ser bastante habitual.
Gondolas
Desde un telefono publico llamo a Pepa, una amiga mia de España que vive cerca de Verona, a unos 100 Km de aqui. La tia se empeña que vaya mañana a su casa, mi intencion era pasar aqui dos dias pero creo que me quedare solo una noche.
Agarro el vaporetto y surco el mar hasta el hostel, estoy loco por instalarrme, ducharme y soltar la mochila, como ya dije, esta situado en una isla justo enfrente de San Marcos, me encanta el lugar, es de pelicula total, apenas hay tres metros del mar a la puerta del albergue, se llama Ostello y pertenece a la red de albergues Young Hostel International, como todos los de este tipo, es grande y limpio y las habitaciones no son mixtas. Me instalo, pago 20 euros por una noche con desayuno y regreso de nuevo al vaporetto con intencion de recorrer la ciudad en el, yo al ser de tierra adentro me parece curioso esto del barquito, ademas el vaiven te da un islas-barrio, haciendo fotos y disfrutando de la belleza de esta increible ciudad, solamente por el simple echo de mirar las barcas pasar o contemplar los viejos edificios construidos en el agua me doy por satisfecho, es algo espectacular. Por la tarde noche, compro un par de trozos de pizza de diferentes tipos en una pizzeria que tambien vende para la calle, es mi primera pizza en Italia y la verdad es que no es como para echar cohetes, no tiene nada que envidiar a la que comi en Bratislava dias antes, ni a otras que he comido en España.
Vista de la Plaza de San Marcos desde el vaporetto
Cambiando de tema, lo cierto es que Italia es el pais de las prohibiciones, concretamente en Venezia no puedes ni comer ni beber por la calle y si lo haces en San Marcos seguro que tienes incluso pena de muerte, yo paso de todo y no solo como sino que tambien compro una "Peroni" de medio litro y me siento al lado del canal principal a zamparme la pizza y a chuparme la birra, nunca mejor dicho ya que birra es cerveza en italiano. Otra curiosidad es que has de ir bien vestido cerca de los monumentos, no digamos con traje y corbata, pero por descontado con ropas estrafalarias que llamen la atencion, me parece una chorrada, pero estos italianos son asi, se las dan de guapos y liberales cuando estan fuera y alli son superconservadores.
Llego a San Marcos de nuevo, en cada una de las enormes terrazas de los restaurantes de alto lujo que dominan la plaza, hay una orquestilla, suelen tocar musica clasica, melodias italianas de siempre, boleros o standars de jazz, los musicos van vestidos de etiqueta y tienen musicalmente hablando un nivel bastante alto. Las orquestillas suenan de maravilla, la formacion suele ser de 2 violines, acordeon, clarinete, piano de cola y contrabajo. Para mi es un lujazo dar la vuelta a la plaza escuchando a esta gente.
¿Calles?
Me siento en un bordillo en un rincon de la plaza debajo de unos soportales, me encuentro medio en trance mirando la catedral iluminada y oyendo esa musica interpretada a la perfeccion, cuando de pronto aparecen dos carabinieris y de una manera bastante brusca me invitan a levantarme y me piden el pasaporte, les enseño el DNI. Suavizan entonces un poco la cosa al ver que soy español, de todos modos me registran de arriba abajo, deciden confiscarme mi supernavajatenedorcuchara multiusos, les explico que soy viajero y la necesito para comer y tal y tal, por suerte me la devolvieron, aunque me tuvieron alli mas de 20 minutos, llamaron por radio por si hubiese estado detenido o algo asi, eran bastante tocaguevos, les pregunto que por que me han parado y me dicen que porque estaba sentado, y esta prohibido sentarse en la plaza, ¡definitivamente estan como una chota!, me hacen ver que tengo que agradecerles que no me metan una multa.
Vista desde la puerta del hostel
Un poco cabreado por el encuentro, me monto en un vaporetto y me dejo llevar. Mirando el plano de las lineas, me bajo en una estacion y conecto con otro que va a una isla bastante alejada, es de noche y la oscuridad en el mar es total, ya no se ven las luces de Venezia, da incluso miedo, en el barco solo vamos el conductor, una pareja y yo, tardamos un cuarto de hora en llegar. La niebla envuelve totalmente la pequeña isla-barrio, doy un paseo por esas calles mal iluminadas, podiamos decir incluso tenebrosas, no hay ni un alma y no se oye ni un ruido, parece que vaya a salir de repente un asesino con un cuchillo o algo asi. La verdad es que el sitio es terrorifico, pero tiene su encanto, no encuentro ni un bareto donde echar una caña y alternar un poco, asique me vuelvo a la estacion flotante del vaporetto.
Enlazo con otra linea y me piro a la isla donde tengo el albergue, todavia falta rato para las 12 de la noche, que es cuando cierran la puerta del albergue, por tanto no me da la gana de acostarme, para mi, esto es un paraiso, ya que yo soy acuatico total y solo el sonido del mar al golpear en la acera, me hace feliz.
sábado, 8 de mayo de 2010
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