viernes, 13 de agosto de 2010

Noche en el desierto

Por fin empiezan a aparecer las dunas de arena del desierto y vamos dejando atras las aridas llanuras donde la unica vegetacion son matujos y algun arbol pelao de vez en cuando. Llegamos al pequeño pueblo de Merzouga, verdadera puerta del auntentico desierto del Sahara, unos pocos Km despues se encuentra la frontera con Algeria (Argelia). Aparcamos en la puerta de uno de los muchos albergues situados al pie de las dunas, donde nos piden que dejemos las mochilas y cojamos solo lo necesario para pasar la noche. Falta muy poco para el anochecer y la vista de las dunas es increiblemente bella, la descripcion es muy simple, arena, arena y arena, de un color marron rojizo y muy fina. Hay un monton de camellos esperandonos, los cuales nos llevaran con ayuda de los guias a un campamento situado a unos 45 minutos del pueblo de Merzouga.
Brahim viene a mi encuentro, ahora va vestido al estilo bereber, con chilaba y pañuelo blanco, el tio empieza a ser un poco pelmazo con lo de los tambores y antes de decirme hola ya me esta machacando con -tonight we playing drums aroud the fire-.





Parece monotono pero es algo grande



Me doy cuenta entonces que seria un puntazo fumarse un cigarrito de hashis cuando vayamos hacia el campamente montados en el camello, pido entonces un cigarro a Rosa y rapidamente preparo uno en el furgon y me lo guardo para despues.
El momento de subir al camello tambien fue una risa, los camellos estan sentados, uno se sube a la silla, cuando mas o menos estas acomodado el camellero le ordena al animal que se levante, cuando lo hace te pega entonces un tiron que parece que vas a salir disparado por encima de su cabeza. Cuando todos estamos arriba, enganchan un camello con otro y todos en fila india y guiados por los camelleros, los cuales van a pie llevando a los bichos, nos adentramos en el desierto.
La verdad es que al principio no podia ser mas incomodo porque vas dando perchones todo el rato, la silla se te clava en el culo y como no te agarres bien al asidero vas al suelo rapido. Transitar en camello por el desierto muy curioso porque aparentemente solo hay arena y pises por donde pises te hundes cantidad, pero los camelleros siguen un camino invisible donde esta duro y se circula bien, a veces hay que hacer unos enormes zigzag, otras veces hay que trepar por unas empinadas dunas y bajar por pendientes que acojonan cantidad, el caso es seguir los caminos ocultos.




Las dunas de Merzouga




Considero que ya es buen momento para fumar el peta, lo que yo creia que iba a ser algo placentero se convirtiria en una odisea, para empezar no podia soltar la mano que me sujetaba a la silla para no caerme, llevaba un bolso de bandolera a la espalda con algo de peso que me desequilibraba y tenia que corregir el peso continuamente, el enorme pañuelo de tuareg que llevaba en la cabeza lo llevaba mal puesto y con el vaiven del camello se escurria y me tapaba los ojos, asique tambien lo tenia que apañar a cada rato. Cuando por fin me puedo poner el peta en la boca y el mechero en la mano, pero el muy cabron no encendia ni a la de tres, a todo esto haciendo milagros para no caerme, ya desesperado llamo a voces a Brahim, el cual iba andando, le pido desesperadamente que vaya a la cola de la caravana y le pida a Rosa su mechero, creo que el tipo se hacia el sueco y pasaba de ir, por que solo se reia y me repetia -take it easy Ali take it easy-, vaya pedazo de mamon, pensaba en esos momentos. Por fin mi mechero encendio y consegui de malas maneras fumar el pitillo, pero en vez de ser un placer fue todo lo contrario, ya tuve bastante entre mantener el equilibrio, los golpes en el culo, el pañuelo a la cabeza, el bolso dando tumbos contra mi espalda y la boca superseca por el humo.





Con Brahim nada mas llegar




Cuando llegamos al campamento ya era de noche, esta situado al pie de una gigantesca duna a la que precisamente llaman la gran duna. Los camellos se quedaron sentados tranquilamente a pasar la noche a unos cien metros del refugio. Dicho campamento consiste en unas cuantas jaimas que forman un enorme cuadrado, donde estan sentados en corro los famosos uruguayos del dia anterior, todo el mundo esta muy animado, nos sentamos con todos ellos y nos incorporamos a la juerga. El suelo esta cubierto de gruesas alfombras, nos dan unos vasitos para tomar un te. Hay cinco o seis camelleros y los dos guias Brahim y Hassan, todos menos Hassan van vestidos a estilo del desierto, los susodichos camelleros viven practicamente en las jaimas conviviendo a diario con los turistas. A unos metros del campamento hay otra jaima que sirve de almacen y de cocina, en este momento estan cocinando alli unos enormes tajines para la cena, el aroma, que huele de lujo, inunda el campamento. Los tambores repican sin parar, los acompañan con algunos instrumentos de percusion menor como unos pequeños platillos tipicos del folklore marroqui, que por cierto suenan de maravilla. La verdad es que es un montaje de tomo y lomo para turistas con todos los topicos del pais, uno se siente como en un teatro, pero hay que reconocer que es un verdadero puntazo.




¡Vamos parriba tron!



Cuando ya estamos apalancados, disfrutando del ambiente y de la noche en el desierto, aparece Hassan, me susurra al oido que salgamos de alli para fumar un poco, aunque estamos en mitad de la nada no quiere que le vean los turistas y los camelleros ya que en el fondo el esta trabajando. Le hago una seña a Mark para que avise tambien a las chicas de Valencia, que aunque ellas no fuman su compañia es muy grata, se nos unen tambien el italiano y su novia la paya.
Ese primer momento fue muy bueno, nos sentamos al lado de los camellos, aunque solo estabamos a unos cien metros del campamento, ya no oiamos la algarabia de los tambores ni las voces de la gente e incluso no veiamos la luz de los faroles, el desierto lo ahoga todo. Cuando volvimos de nuevo, los tambores continuaban sonando, hay dos camelleros y Brahim tocando, este en cuanto me ve aparecer me invita a tocar, me hago un poco de rogar pero al final me siento con ellos, estan tocando con cojones pero pillo el ritmo enseguida, Brahim se rie pero a los otros no les hace mucha gracia, les parece que voy de bacilon, por eso empiezan a complicar el ritmo y aceleran salvajemente, confieso que me las vi putas, pero logre seguirlos hasta que acabamos.




La caravana mas o menos vista desde mi camello





Enseguida sirvieron los enormes tajines de pollo para la cena, donde todos comiamos del mismo plato al estilo marroqui mojando el pan, siempre con la mano derecha sin cubiertos (los moros reservan la mano izquierda para otros menesteres, como limpiarse el......), tambien fue un buen momento de armonia y camaraderia entre nosotros. Realmente la comida en si no fue el bombazo, pero hubo muchco compañerismo y buen rollo que es de lo que se trata. Mientras cenamos Mark y Maca nos explican con detalle su proyecto en Nepal, me invitan a que vaya y pase unos dias alli, en realidad es muy probable que lo haga.
Despues de cenar me doy cuenta de lo cansino y agobiante que puede llegar a ser Brahim, Hassan me lo certifica, es un pelmazo de primera, los uruguayos, al tenerlo de guia ya se han dado cuenta de ello hace rato, aunque no es el unico cansino, la palma de oro se la lleva uno de los camelleros, el colega es lo maximo en el noble arte del pelmaceo, da la vara a las tias cantidad, por supuesto con la intencion de meter mano, enseguida lo bautice como "el mistico", el tipo lleva un enorme pañuelo perfectamente colocado a la cabeza y unas ropas blancas con unos complementos que parece Laurence de Arabia, habla con voz profunda y muy lentamente, en plan hombre del desierto y dice frases como "respeta el desierto y el te respetara a ti" o "el hombre con prisa ya esta muerto", el Mistico interpreta su papel de hombre del desierto a la perfeccion e incluso pienso que se lo cree. Rosa y Gabriela no saben como quitarselo de encima y se refugian en Mark y en mi. El unico punto a su favor es que el tio toca los bongos como no he visto a nadie tocarlos, es realmente bueno, aunque esto en esos momentos daba exactamente igual.





Los camelleros dando caña. El mistico es el segundo de la izquierda.




Las japonesas sacan todo su arsenal de alcohol y comienzan a beber, a los cinco minutos comienzan a reirse y a cantar en Japones y en Ingles, se les une el italiano y la paya, los cuales siempre estan preparados para la juerga.
Nos desembarazamos del mistico y con valentia salimos del refugio con intencion de subir a la gran duna, al pie del campamento. Mark y Maca prefieren ir a sentarse con los camellos, Rosa, Gabriela, Hassan y yo tiramos muy decididos hacia lo alto de la duna. La duna es gigantesca y altisima, la pendiente es considerable, ademas hay que hacer resaltar lo incomodo que es andar hundiendo el pie completamente en la arena. Cuando llevabamos aproximadamente un tercio del camino me siento y les digo que ya no sigo mas y que continuen sin mi, estoy echo polvo, la duna es mucho mas alta y empinada de lo que creia, estoy a punto de echar el higado, Hassan me convence de que subamos un poco mas, ya que a mitad de duna hay una pequeña explanada donde nos podremos tumbar a mirar el cielo. Efectivamente donde Hassan decia se esta de maravilla, aprovechamos entonces para seguir fumando hashis y reirnos un poco, la risa y el buen rollo termino cuando aparecio el Mistico por sorpresa y como surgido de la nada, el pavo continuaba con con su acoso a las tias sin respetar ni lo mas minimo. Algunos de los uruguayos van detras de el con intencion de coronar la cima de la duna, el Mistico intenta por todos los medios que Rosa y Gabriela lo sigan hasta arriba y alli les contara viejas historias del desierto, es un cansinazo total, de buenas maneras le invitamos a que siga la juerga con los uruguayos y nos deje en paz.
Continuamos con nuestro agradable rato hablando, riendo y mirando las estrellas. Oiamos a lo lejos las risas y el escandalo que llevaban los uruguayos mientras bajaban por la ladera de la super duna sentados deslizandose como si estuviesen montados en un trineo en mitad de la nieve.





Parkin de camellos




De nuevo surge la calma y el silencio total, les pido que me disculpen porque me apetece andar en soledad un rato. Les dejo a los tres alli y me pierdo un poquito en la inmensidad del desierto, unos minutos despues me siento en mitad de una duna y tomo conciencia de donde estoy, deben de ser las 10 y pico de la noche, no hace nada de frio, quiza un poco de fresco y hay un cielo completamente despejado, las estrellas brillan intensamente y de una manera que nunca habia visto, hay un silencio absoluto que dificilmente se podra apreciar en otro lugar del planeta, en cualquier sitio donde estes siempre hay algo de sonido aunque solo sea el piar de los pajaros o el ruido que hacen los grillos, aqui no hay nada de nada, es el vacio total, la sensacion de paz y tambien de grandeza es indescriptible, me siento como en el mejor lugar del mundo, es un momento unico para meditar y pensar, me quede como en trance admirando y sintiendo el majestuoso panorama que tenia ante mi, aunque como dije antes lo que mas me sorprendio fue esa sensacion de supersilencio, creo que por primera vez en mi vida me siento en el paraiso, realmente fue el momento extasis total. Hundir las manos en la arena es otro placer añadido, es sumamente fina y te limpias las manos con facilidad, despues de hacerlo notas como si te hubieses dado una buena crema hidratante.
No se cuanto rato paso hasta que oi debilmente a lo lejos que me llamaban, era Gabriela, voy a su encuentro, me dice que Hassan y Rosa se han decidido a subir a la duna, ella tiene frio y se quiere acostar, ademas se esta meando desde que llegamos al desierto, se queja de que no hay baño y le da cosa mear en la arena, no puedo evitar en soltar una carcajada, las chicas trikimikis de ciudad son asi, le digo que se sienta libre y que se olvide de prejuicios, esto es la naturaleza en su estado mas primitivo, todo es auntentico y se puede mear sin problemas, ella me mira sin entender nada. La acompaño al campamento, casi todo el mundo esta durmiendo, los camelleros estan fuera de las jaimas, duermen sobre unas gruesas alfombras al raso. Nosotros no hemos ni siquiera cogido sitio en las jaimas, encontramos sitio en una donde solo estan las japonesas, a pesar de que las dos duermen a pierna suelta no se les oye ni la respiracion, parecen dos momias. Gabriela se queda a dormir, pero yo siento que no puedo ir a dormir todavia, necesito saborear mas el desierto.





Anochece en el Sahara

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