domingo, 21 de noviembre de 2010

Marrakech y vuelta a España

En mi penultimo dia de estancia en Marruecos y ya despues de la interesante visita al magnifico palacio de la Bahia, en Marrakech, me sumerjo de cabeza en las tiendas, he de reconocer que para mi ir de compras en Marruecos es tremendamente agotador y estresante por culpa del regateo y por tanta cantidad de cosas a la venta. En Marrakech algunos comerciantes hablan un poco Español pero con la mayoria me tengo que entender con mi pesimo Ingles ya que de Frances no entiendo ni papa y de Arabe ni hablamos. El caso es que me fui apañando. En la zona de la medina donde me encuentro no abundan los turistas es clientela local y ni los precios ni los comerciantes son abusivos y no me fue muy dificil hacer los tratos, ademas confieso que lo pase bastante bien. Para empezar fui a una farmacia tradicional y compre las mismas cosas que encargue a Kalid (el tipo que pretendio engañarme el dia anterior), este intento cobrarme despues del regateo la friolera de 800 Dh y aqui todavia añadi mas cosas al lote y el total fueron 165 Dh, esta claro que el engaño era descarao. Compre tambien en diferentes puestos y tiendas varias cosas como babuchas, ropa en plan moro para toda la familia, dos bolsos de cuero, fosiles, bisuteria de todo tipo y unos adornos para la casa, en fin hice unas compras con todas las de la ley.






Rincon de los zocos





Ya liberado de las compras, regreso al hotel a dejar las bolsas y vuelvo de nuevo al barrio donde me encontraba. Tomo asiento en un pequeño restaurante de clientela local donde doy buena cuenta de mi plato favorito marroqui, la pastela o pastilla de pollo acompañada de una ensalada de olivas, un zumo de datil y un yogurt de postre, para mi fue todo un lujo. La agencia donde contrate hace unos dias la escapada al desierto esta en la misma calle asique me acerco a ver si por casualidad se encuentra Brahim, uno de los guias y un cachondo que no veas, aunque cansino como el solo, cuando llego alli no tengo suerte parece que el tio esta de viaje, me hubiese gustado poder saludarlo.

Por las zonas mas concurridas de cualquier ciudad importante de Marruecos aparece la figura de un personaje curioso, se trata de el aguador. El origen de los aguadores se pierde en la antiguedad, son unos tipos vertidos con una tunica roja hasta los pies y llenos de correajes de donde les cuelgan vasos de cobre, calzan enormes botas y llevan un estrafalario y llamativo sombrero en la cabeza, recuerda un poco las pintas los antiguos guerreros mongoles o algo asi. Su mision consiste en vender vasos de agua por la calle, la cual llevan en un gran pellejo de cabra colgando del hombro. La verdad es que hoy en dia a pesar de que todavia venden agua a los marroquies su fuente principal de ingresos son las propinas que les dan los turistas por fotografiarse con ellos.







Aguadores





Ya que estoy en el barrio de la kasba me acerco a los alrededores de la inmensa mezquita El-Mansur, dicha mezquita es una maravilla pero desgraciadamente no se puede visitar a menos que uno sea musulman. Por suerte hay un acceso a un jardin-cementerio al que se conoce en terminos turisticos como las Tumbas Saadianas y que si se puede visitar, dicho jardin forma parte de la mezquita, se accede por una pequeña puertecita que abrieron hace unos años para poder visitarlo. El conjunto esta formado por tres Kublas o mausoleos y un monton de lapidas repartidas por entre el jardin. La arquitectura de las Kublas es exquisita, con una base de columnas de marmol, estucos y madera de cedro supertrabajado. Hay que decir que los Saadianos eran dinastia de crueles guerreros, asesinos y saqueadores, por el contrario el jardin es todo un remanso de paz y fue todo un punto el visitarlo.

Paso el resto de la tarde de forma monotona, vagando por la medina, charlando un poco con los buscavidas y mirando los puestos.
Llegado a este punto voy a comentar por encima sobre el trafico rodado de Marrakech que es una autentica pasada. Para empezar y aunque hay semaforos en las calles grandes, la gente se los salta cuando les da la gana, conducen por cualquier parte sin respetar nada y los intermitentes ni existen, eso si, lo bueno que tienen es que van bastante despacio. Para los peatones cuando cae la tarde cruzar algunas de las calles anchas que rodean la plaza Jemaa-el-Fnaa es toda una odisea, hay que hacerlo en dos o tres fases por tanto te tienes que quedar parado en mitad de la calle entre los coches o lo que venga, es peligrosisimo porque no hay carriles y los coches van por donde hay hueco. En las calles igual circulan coches, bicis, motos o burros. En el caso de las motos circulan por todas partes incluida las estrechas calles de la medina, donde te has de apartar continuamente para que no te pillen, nadie usa casco y lo que es peor los espejos no los usan para ver quien viene por detras sino que los doblan y los llevan hacia el centro del manillar para verse ellos la cara mientras conducen, es de locos, para rizar el rizo mas de la mitad de las motos no llevan luz, a muchas de las motos les acoplan una especie de remolque donde llevan mercancias. En la medina es bastante comun los choques entre motos y tambien entre bicis y pequeños atropellos de peatones, yo presencie mas de uno, es curioso porque nadie se enfada, se saludan y se consuelan y ayudan el uno al otro, todo de forma pacifica.






Detalle de la entrada de una casa




Continuo mi paseo pensando en que mañana por la mañana regresare a España y ya tengo puesta la vista alli asique ya creo que poco va a suceder aqui que me sorprenda, pero aun asi me equivocaba.
Despues de descansar un poco en el hotel, me ducho y cuando estoy haciendo la mochila para el dia siguiente, escucho en el patio del hotel un alboroto considerable salgo de la habitacion y alli estaban los amigos de Cantabria, Diego el venezolano y otro amigo de Brasil que se les habia unido, vaya sorpresa agradable, los tios habian seguido mi consejo y habian venido a este hotel, ellos sabian que yo estaba aqui y me estaban buscando. Joder que alegria, se acomodan los cuatro en una habitacion familiar. La primera faena es fumar un poco de hachis para celebrar este encuentro. Me cuentan que de Fez fueron a Meknes pero no les gusto y decidieron bajar a Marrakech en tren, aunque hicieron una visita a la antigua ciudad romana de Volubilis, todavia van a estar una semana mas en Marruecos y no tienen claro a donde tiraran despues de Marrakech.







Puesto de sombreros de aguador





Como no conocen Marrakech les explico un poco los puntos turisticos que he visitado, la forma de ir al desierto, los restaurantes donde no te sablean y donde hacer algunas compras sin que te tanguen demasiado. Vienen agobiados del tren donde tuvieron un pequeño altercado con el revisor por fumar hachis. Los llevo a cenar a los chiringuitos de la plaza, donde ademas se quedan flipaos con la animacion del lugar y es que es imposible no contagiarse del ambiente. Pedimos una sopa y un asado variado y abundante para todos, con chuletas de cordero, salchichas de ternera, los famosos pinchos y unas minihamburguesas marroquies, los asados siempre triunfan, la carne suele ser muy buena y gracias a las especias esta toma un sabor exotico y delicioso, eso si de cerdo na de na, no veas como se echan de menos unos buenos chorizos o unas longanizas a la brasa, para nosotros el cerdo es un amigo fiel e inseparable pero los moros no lo pueden ni ver, la razon es muy sencilla, por supuesto tiene que ver con la religion. El Coran lo prohibe totalmente por que los musulmanes no deben de comer la carne de ningun animal que sea carnivoro y el cerdo lo es, ademas de eso todavia hay otra razon mas importante y es que el cerdo come mierda y le encanta revolcarse en ella y si a eso le sumamos el dicho de lo que se come se cria no hace falta añadir mas. Ya casi al final de la cena se nos une un chileno bastante fantasma y pedante, nos piramos y lo dejamos hablando con el brasileño. Unos minutos despues el brasileño nos alcanza y me comenta que el chileno se llamaba Conrado, vaya tela que casualidad de llamarse como yo, un nombre nada corriente. Regresamos al hotel y subimos a la terraza, nos sentamos alrededor de una mesa bajo un mar de estrellas rodeados de azoteas y mezquitas y con una vista privilegiada de la plaza, se nos une al corrillo uno de los encargados del hotel y unos amigos suyos, todo el mundo saca hachis y charlamos y fumamos, fue un momento muy agradable y relajado. Los marroquies se fueron y nosotros reflexionamos sobre Marruecos, en como podemos estar tan cerca de España sin embargo con la sensacion de que estamos en la otra parte del mundo por lo menos, es increible como puede haber tanta diferencia cultural y social estando tan cerca. Todos nos hemos acostumbrado al rollo marroqui, a no haber horarios, a pensar en Dirhams, a medir las distancias en tiempo segun con el vehiculo que vayas, a funcionar con el sol, a los problemas y leyes del pais, al te a la menta, a las mujeres tapadas y al machismo en general, a no beber alcohol, a hablar calmadamente, a dar limosna, en fin a estar en otro mundo que nada tiene que ver con España. Tengo ganas de volver a España por ver a la familia, pero solo pensar en la vuelta a la rutina y a las prisas se me hace cuesta arriba. Me siento cansado y creo que he fumado demasiado, me despido de los amigos y prometo ir a su habitacion antes de marchar al aeropuerto.







Ambiente mañanero en la plaza





Por la mañana pego la oreja en la habitacion de los amigos pero no oigo ningun ruido, decido no molestarlos y marcharme al aeropuerto, me da un poco de pena pero al fin y al cabo ya nos despedimos anoche.
El servicio de transporte para ir al aeropuerto de Marrakech es immejorable, hay un autobus que pasa cada veinte minutos por la plaza Jema-el-Fnaa y hace el trayecto al aeropuerto durante todo el dia y solo cuesta 10 Dh (no llega al euro). Mi avion sale a las 11 h con destino a Madrid, pero cuando estoy en la parada me da por sacar el billete del vuelo para asegurarme totalmente, para mi sorpresa estaba equivocado el vuelo es a las 13 h. Son las 9 y algo de la mañana asique regreso de nuevo al hotel. El unico que se habia levantado era Diego el venezolano, me cuenta que se les hizo un poco tarde anoche y que los demas es posible que se levanten tarde. Le acompaño al cafe France a desayunar y charlamos un poco, Diego es un buen tio, me cae bien, vive en Suiza desde hace años, al igual que yo es casado, la conversacion gira principalmente sobre su vida en Suiza.






En la terraza del hotel Mimosa






Nos despedimos y ahora si cojo el bus al aeropuerto. Mientras estoy esperando la facturacion aparecen de repente dos montañeros y Hassan el guia de montaña que nos acompaño al desierto y al cual le cogi esos dias bastante aprecio. Los dos nos abrazamos y me cuenta que los montañeros son catalanes a los que a acompañado a subir al famoso Tubkan, el pico mas alto del norte de Africa situado en el Alto Atlas marroqui. Hassan es cojonudo, aprovecho para regalarle mi mapa Michelin de Marruecos, este mapa es muy bueno y detallado, pero es ilegal en Marruecos por que las guias y mapas Michelin no contemplan las provincias del Sahara como territorio marroqui sino como estado independiente. Hassan se alegra mucho del regalo, para un guia como el ese mapa es algo muy valioso y muy util.

Ya sin mas solo me queda subir al avion, aterrizar en Madrid hora y media despues y visitar a mi amigo Kokichi el japones, con el que comparti por fin varias cervezas y un buen codillo de cerdo en el bar de Antonio, cercano a la Gran Via.







Aeropuerto de Marrakech

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola me gustaria obtener un poco de información sobre algu tema en especial que has comentado, si me facilitas una forma de contacto te lo agradeceria mucho, viajo con mi novia del 22 de marzo al 29. Os dejo mi correo.

a.teso.420@gmail.com

Un saludo!