sábado, 7 de agosto de 2010

Seguimos viajando

La verdad es que el sitio donde nos alojamos es una pasada. El hotel queda enclavado en una espectacular garganta que forma el rio,
hay una terraza donde se puede contemplar el paso del rio pegado al hotel, enfrente hay una enorme pared de roca, es naturaleza total.
La cena fue bastante bien, a base de tajin, pescado y melon, el comedor era muy acogedor, al igual que todo el hotel, esta decorado en plan arabe, como es natural, con alfombras en el suelo y paredes y muchos cojines para relajarse. Nos sentamos en una larga mesa, los uruguayos que van en la otra furgoneta estan tambien cenando en una mesa al lado de nosotros pero no se relacionaron con nosotros para nada.
Brahim estaba loco por tocar y no se de donde aparecieron varios bongos de estos de ceramica tipicos de los moros, los uruguayos hicieron un intento por tocar, pero ninguno fue capaz de seguir los sencillos ritmos que Brahim proponia.
Todo el mundo se fue a dormir, menos Rosa, Gabriela, Mark, Maca, Brahim, Hassan y yo, comenzamos entonces a tocar los bongos como si fuera la ultima vez de nuestras vidas, igual mezclabamos ritmos cubanos y caribeños con toques marroquies creando unas fusiones bestiales. Pero el punto mas alto fue cuando aparecio el conductor de la furgo de los uruguayos y se sento a tocar con nosotros, el tipo arranco con un ritmo africano total, un poco dificil de asimilar y de un extraño compas, costaba un poco subirse pero al momento los tres estabamos compenetrados, lo mantuvimos por lo menos 5 minutos, acelerando de forma salvaje al final, fue una gozada, cuando acabamos todos nos abrazamos muy contentos y esque la musica bien tocada alegra el espiritu y para los musicos es un climax total.




Durante la cena en el hotel. En primer plano en la izquierda, Maca y Mark y a la derecha Rosa y Gabriela, los demas son los guiris.



A la mañana siguiente me desperte a las 4 de la mañana y ya no fui capaz de coger el sueño. A las 5. 30 aproximadamente me levante con intencion de dar una caminata hasta la hora de desayunar y asi estirar las piernas y contemplar las montañas y el lugar donde estabamos. Mi intento de salir del hotel fue en vano, en la recepcion me encontre a Brahim, el cual se llevo una sorpresa al verme, antes de decirme buenos dias me empujo al comedor repitiendo "play drums, play drums", no tenia otra obsesion que tocar los bongos ¡a las 5 y pico de la mañana! Empezamos a tocar suave, pero era imposible, cada vez le dabamos mas duro, al principio pensaba en los que estaban arriba durmiendo pero enseguida empeze a calentarme otra vez y me meti de nuevo en el toque olvidandome de los que estaban durmiendo, es increible como el tambor te llega a atrapar, es algo que no se puede explicar, se te va la bola totalmente. La fiesta termino cuando el gerente del hotel nos echo la bronca por que ibamos a despertar a todo el mundo y nos pidio que tocaramos en la calle, cogimos los tambores y salimos a la terraza, ya habia amanecido y hacia un poco de frio para estar sentado tocando, ademas alli el sonido era muy pobre, nada que ver con la reverberacion de la sala del comedor, asique le dije a Brahim que iba a salir a caminar.




Con Brahim en la terraza del hotel, sobre las seis y algo de la mañana



En verdad es que el hotel estaba emplazado en un sitio alucinante, justo dentro de una garganta rodeado de paredes de roca roja, practicamente sin vegetacion, ese paseo matutino, despues de haber tocado un rato el tambor fue muy agradable y placentero. Por la pequeña carretera que discurre en el desfiladero me encontre al italiano y a su novia. Nos sentamos un poco para hablar, son muy majos, viven en Praha el es fotografo profesional, publica fotos en varias revistas, esta encantado con las tomas que esta obteniendo en Marruecos y mas durante esta excursion, ella es artista de circo, hace de todo, desde malabares a payasita, se sorprende mucho de que yo haya estao en Chekia, su pais y visitara Kutna-Hora, una ciudad a la cual no van turistas ya que todos se quedan en Praha. A partir de este momento bautice a la chica como "la paya". Hasta entonces no habia hablado con ellos y he de decir que me cayeron estupendamente. Continuo mi camino y ellos regresan al hotel.





Vista del hotel y del rio




Tomamos un potentisimo desayuno y montamos en la furgo, Moja, el conductor esta un poco cabreado porque Maca y Mark se han retrasado un poco en la salida que era a las ocho en punto, todavia falta bastante viaje hasta Merzouga y quiere perder el menor tiempo posible. Comenzamos nuestras paraditas en plan guiri fotografiando una especie de mar de piedras, el sur de Marruecos ofrece al visitante unos paisajes bastante extraños, no solo por las inmensas llanuras deserticas sino por las imposibles montañas y las surrealistas formaciones rocosas, todo coloreado de un todo rojizo, es un paisaje de otro mundo, diferente, uno piensa como coño puede la gente sobrevivir aqui.
Nos encontramos a una pareja de alemanes y a su guia tirados con su todoterreno en la carretera, cargamos a la pareja hasta una pequeña ciudad. Nosotros continuamos nuestro camino hacia hacia el desierto, haciendo las paraditas de rigor.




Mar de piedras



Nuestra siguiente gran parada fue en un pueblo mas o menos grande, original bereber (aunque ahora viven incluso extranjeros). Los bereber eran los antiguos habitantes de Marruecos antes de la invasion Arabe, buena parte de sus habitantes del Sur son de origen bereber.
Volviendo al tema, dicho pueblo, del cual no tuve la prevision de anotar el nombre, esta situado dentro de un gran oasis, por tanto tiene agua de sobra, un pedazo de palmeral y una inmensa y maravillosa huerta. Al bajar del furgon nos esperaba Rashid, un guia local que nos llevo de paseo por las intruncadas sendas de la huerta y el palmeral. La sensacion de paz en esos huertos era total, solo se escucha el sonido de las herramientas al golpear la tierra o el berreo de algun animal, los agricultores trabajan como hace 150 años, no hay ningun tipo de maquinaria, todo es a base de mulos y bueyes. Abundan los arboles frutales, que aparte de ser los mismos que en España, tambien se mezclan con arboles de frutas tropicales como el mango o el aguacate. En la huerta trabajan hombres, mujeres y niños, estos ultimos se nos iban uniendo al grupo con intencion de que les diesemos cualquier cosa. Mark y Maca llevan una bolsa de chucherias y caramelos que reparten entre los chiquillos, pero siempre llega un momento que se ponen cansinos y no hay manera de que los dejen en paz y los siguen de cerca a cada paso que dan.





Trabajando en la huerta situada en el oasis





Rashid el guia es una persona muy apacible, de voz profunda, flaco y alto, gran comunicador y que iradia un noseque muy especial, habla varios idiomas, incluido el Español, usa chilaba blanca con un pañuelo bereber tambien blanco que le hace resaltar todavia mas el tono oscuro de su piel, de su mano continuamos nuestro pequeño tour por las laberinticas calles del pueblo, entre casas de barro y paja, muchas de ellas semiderrumbadas. Terminamos la visita en un pequeño taller de alfombras, situado en el interior de una casa bereber, una mujer a la que solo le vemos los ojos trabaja en un telar primitivo, mientras el moro esta sentado en el suelo preparando te. Nos sentamos a su alrededor mientras nos explica en Ingles como se hace una alfombra en plan tradicional, acto seguido comienza con la exibicion de alfombras, por supuesto con la noble intencion de vendernos una, y esque todo esta preparado para ese fin, es imposible escapar de los comerciantes. La historia me aburre un poco, ademas el tio lo explica en Ingles y no lo pillo todo, asique salgo a la calle, una gente me llama para que vea su casa, entro y efectivamente, es una tienda de artesania, el tio es muy simpatico, le compro un enorme pañuelo azul para la cabeza, tipico del desierto, cuando los del grupo me ven entrar de nuevo a la casa con el pañuelo a la cabeza todos quieren que los lleve a la tienda a comprar tambien pañuelos. En ese momento consegui hablar unas palabras con el chico suizo, su acompañante es su mujer y estan dando una vuelta por Marruecos, despues de aqui quieren visitar Fez. En cuanto a la pareja de ingleses sigue igual, el tipo esta como loco con su camaron fotografiando todo de todo.





Con Rashid, el guia





Moja y Hassan nos esperan en la furgo, nada mas subir para seguir nuestro camino, Hassan me da la mano y me pone una pequeña piedra de hashis en ella, yo me quedo bastante asombrado, el me mira riendose y me dice que es un regalo para los españoles del grupo. Me cuenta que en el desierto no hay hashis y que es un puntazo fumar alli. Lo guardo en mi bolsillo pensando que realmente a sido todo un acierto y un detalle por parte de Hassan. En la siguiente parada se lo cuento a Mark el catalan, el se rie y me enseña otro trocito de costo que lleva para el desierto, Mark al igual que yo es fumador ocasional y los dos estamos de acuerdo en que la ocasion lo merece, al final ya veo que otra cosa no lo se, pero por lo menos humo no va a faltar.
El cachondeo no para en la furgoneta, aunque para ser franco la juerga la llevamos delante, yo sigo sentado con Hassan y Moja, estos me acribillan a explicaciones de todo tipo sobre Marruecos, intentan incluso enseñarme canciones en Arabe, he de reconocer que los dos son cojonudos, siempre estan dispuestos a complacernos en lo que sea. El resto del grupo van completamente callados, eso si, menos Mark y Rosa que tampoco paran de pinchar y seguir la fiesta.
Nuestra siguiente parada fue un paseo a pie por una de las gargantas del Dades, este rio forma unas majestuosas gargantas a lo largo de su paso por este valle, es un sitio acojonante y digno de ver, el rio discurre entre unas impresionantes paredes de color rojizo, donde ya han montado un pedazo de hotel restaurante y donde por supuesto te asaltan los inevitables vendedores de cualquier cosa. Durante el paseo Mark me cuenta un poco sobre su vida, se lo tiene muy bien montado, trabaja seis meses al año, lo tiran al paro y se pira a Nepal el resto del año, donde trabaja con Maca, su mujer, con una ONG, de la cual es el director, en un proyecto de salvar una casa de niños huerfanos, teneis la informacion en www.cooperavida.org. Rosa y Gabriela trabajan juntas en una oficina en Valencia, aparte tambien son deportistas, de echo han subido el Tubkan como si tal cosa, conecto muy bien con ellas, la verdad es que son estupendas.




La garganta del Dades por la que anduvimos





Al volver a la furgo volvemos a parar en un alto donde se divisa el enorme cañon que alberga el palmeral y la ciudad de Tinerhit, un panorama que haria palidecer a cualquier realizador de cine, es sin duda el palmeral mas rico de todo Marruecos. Seguimos nuestro camino al desierto. Paramos a comer en un restaurante de carretera, en el que por cierto fuimos muy mal atendidos.
Hasssan nos explica que hay un lugar mas adelante donde venden cerveza, el que quiera comprar tiene ahora la ocasion de hacerlo para llevar al desierto. Paramos en dicho lugar, hay una gasolinera y un restaurante. La cerveza la venden en un cuarto donde hay un moro que mira hacia todos los lados antes de dartela en unas bolsas negras, en vez de cerveza parece que estas comprando crack o algo asi. La cerveza es producto Marroqui, fabricada en Casablanca para el turismo de los grandes hoteles, pero que aqui la consiguen de forma clandestina, al cambio la lata de 25cl vale unos tres euros, yo compre una por la tonteria y me la tome en el furgon, Rosa compro tres o cuatro para la noche, nadie mas compro excepto las dos japonesas que se llevaron todo un arsenal de birra y tambien de vino.
El resto del viaje fuimos parados por la policia en interminables controles, ya que el rey Mohamed VI y su esposa iban a visitar estos lares en los proximos dias y los controles de policia se intensifican por esa razon, aunque a nosotros al ver que eramos turistas nos dejaban ir, si bien es verdad que en uno de ellos estuvimos a punto de bajar y ser registrados.




De derecha a izquierda Hassan, Maca, Moja, Mark y yo

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